Cuando los turistas llegan a República Dominicana tienen en su agenda y pensamiento hermosas y azules playas de arena blanca, nuestra variada cocina, disfrutar nuestros frutos caribeños, tomarse un coco de agua recostados en un canapé o “chaise lounge”, bajo una hermosa palmera y también rodeada de plantas como la uva de playa, hablamos del típico turista que viene a un hotel de playa que le sirve cocteles y jugos refrescantes, aunque también el dominicano que “turistea” disfruta mucho de su país.
Existen visitantes y turistas que vienen con su viaje muy bien planificado, y dependiendo del tipo de turismo que puede ser de “sol y playa”, deportivo, cultural, de salud y ecoturismo entre otros, siempre tienen curiosidad por conocer la artesanía dominicana, eje importante de la cultura, donde se destaca el quehacer cultural y artístico de la artesanía dominicana.
La artesanía en República Dominicana es un oficio exquisito y noble para muchos lugareños de este país caribeño, gracias a la herencia de distintas culturas, entre las que destacamos la española, taína y africana, y a partir de estas culturas los dominicanos han desarrollado su artesanía, que depuran constantemente y han llegado a convertirla en una forma de vida que trascienden generaciones y que contribuye a crear fuentes de empleo importantes para la economía del país.
En la capital del país, Santo Domingo, se localizan los mercados y calles más concurridos en la exposición de lugares de exhibición, tales como tiendas típicas, museos, bazares, etc., verbigracia Mercado Modelo en la Avenida Mella, la calle El Conde, Las Atarazanas y la Casa de Bastidas; también en lugares como los centros conocidos como “mall” que casi todos tienen tiendas, y exhibiciones en los pasillos, algunos como Ágora Mall con un piso específico para estas ventas. En fiestas especiales como la navidad, y fines de semana atraen a visitantes y productores artesanales nacionales que compran y exponen a la vez, una gran variedad de artículos elaborados a mano y de atractivos precios.
Los productos artesanales más característicos evocan las costumbres y tradiciones de sus gentes, desde las muñecas de barro Limé sin rostro, pero con alegres y coloridos trajes típicos dominicanos hasta todo tipo de cestería elaborada con fibras de cañas y guano, pasando por pequeñas figuras religiosas talladas en madera; y hermosas joyas diseñadas con originales y excepcionales piedras locales como el larimar y el ámbar, para bisuterías de gran diseño.
Cada polo turístico tiene espacios en galerías, en las playas y en tiendas en hoteles en las que el turista adquiere de acuerdo a sus gustos piezas artesanales, por ejemplo, anillos, cadenas, brazaletes, montados o trabajados en plata, pero también, en oro amarillo y blanco, pulsas elaboradas en macramé, obviamente, más económicas que las de plata o de oro, bueno todo depende del gusto del comprador. También, trabajos en madera hechos a mano, que son obras de arte.
En polos, provincias y municipios, cuya economía principal se deriva del turismo, como por ejemplo Samaná, Las Terrenas, Puerto Plata, Cabarete, Río San Juan, Cabrera, Punta Cana, Cap Cana, Bayahibe, Barahona, entre otras, son los lugares de mayores ventas y que incluso, han desarrollado su propia artesanía que identifica la región, y no podemos concluir, que en la provincia de La Vega, donde desde hace años se celebra el principal carnaval del país, allí se exhibe las máscaras y disfraces del famoso carnaval, que tienen gran aceptación y los visitantes se maravillan de este otro tipo de artesanía.
En definitiva, la artesanía dominicana es una marca-país, reconocida en el mundo, y que cada vez proyecta las características a través del uso de elementos de la naturaleza, los colores fuertes del Caribe y el desarrollo de materiales como las piedras ámbar y larimar, la madera semipreciosa, la caoba, el coco, metales y barro, que permiten exhibir tanta variedad de objetos como muñecas, canastas, esculturas y muchos otros objetos que continuamente se desarrollan, tanto como el turismo receptivo del país.
Victoria Curiel
