Escape a Boca de Yuma

El pueblo de pescadores y turístico Boca de Yuma se encuentra en el municipio de San Rafael de Yuma de la provincia La Altagracia de la República Dominicana. Se limita al norte con el municipio Salvaleón de Higüey , al oeste de la provincia La Romana, y al sur y al este con el Mar Caribe. Antes de la época colonial, este territorio fue parte del cacicazgo de Higüey gobernado por el cacique Cayacoa. El nombre del mismo está relacionado con el río Yuma que circula desde Higüey hasta la Bahía de Yuma. Recibió la categoría de distrito municipal en el año 1945, y fue elevada a municipio en 1963 con la creación de la provincia La Altagracia. Su economía consiste en la agricultura, la ganadería y el turismo. A lo largo de los años, fue un puerto importante en algunas grandes confrontaciones militares que cambiaron la historia de la República Dominicana, en algún momento se le llamó Puerto de Higüey

Esta zona es rica en historia, mitos y leyendas, es un área remota que queda en el extremo del Parque Nacional del Este, en la desembocadura del río Yuma. Se dice que el pueblo fue fundado por un náufrago llamado Pedro Silfuentes, cuyo barco se hundió justo en esta área y al que le apodaron el “Robinson Crusoe dominicano”. Este pueblo siempre ha sido pequeño a pesar de ser uno de los más antiguos del país. El kilómetro y medio de aguas navegables del río ha sido usado por piratas y navegantes para esconder o proteger sus naves de las inclemencias del mar.

El pueblo de Boca de Yuma es encantador y limpio, sus pobladores amables y siempre dispuestos a conversar con los visitantes. Hablan con mucho orgullo de los tiempos de Juan Ponce de León quien viviera aquí en el siglo XVI y cuya expedición del 1508 hacia la isla de Borinquen le ganó el territorio de Puerto Rico a la corona española. Más adelante, en el 1513 salió en busca de la leyenda de la Fuente de la Eterna Juventud, no sabemos si la encontró alguna vez, pero no regresó. Hoy en día, la casa original de Ponce de León fue restaurada y se conserva como museo de gran atractivo turístico.

Boca de Yuma está justo en la desembocadura del río y se extiende por el litoral rocoso, donde se han levantado innumerables restaurantes con especialidades de pescados y mariscos. Los fines de semana se llenan de comensales que vienen de otras partes del interior del país haciendo turismo interno, aquí llegan a degustar las delicias del mar y probablemente a hacer alguna excursión corta. Se observan muy pocos turistas extranjeros, no hay hoteles grandes donde alojarse, solo modestas pensiones y pequeños establecimientos.

Nos alojamos en el hotel Bocaíno, un lugar estratégico y propicio para el descanso. Imagínense levantarse con la suave brisa marina y los rayos solares, abrir los ojos y poder contemplar una espectacular vista del mar Caribe. Salir de la cama, dar tres pasos y tomarse un café en una terraza techada con canas rodeada de un patio de verde grama a solo 10 metros del acantilado marino.  A un costado del hotel y como parte del complejo turístico está el Restaurante El Arponero, el cual cuenta con un amplio menú que contempla no solo mariscos sino menú internacional y pizzas a la leña.

Justo al lado se encuentra el Hoyito Zumbado, una atracción natural hecha por el mar, es una playa interior, la única en toda la isla Hispaniola, de forma circular y de aproximadamente 50 metros de diámetro. Desde las alturas de las rocas que rodean y protegen el balneario, se lanzan los bañistas en picada, para caer en el agua, que en algunos puntos tiene hasta cuatro metros de profundidad. La vista es preciosa, el agua entra a chorros por el oleaje a través de un agujero y llena la piscina natural de tonalidades azules.

La cueva de Bernard es otro atractivo ecoturístico del lugar, ya que en su interior se conservan impresionantes estalactitas y estalagmitas. Hay varias cavernas a lo largo de la costa, como la Roberto Cofresí, a la que se llega en embarcaciones o buceando, porque se llenan de agua por su proximidad con el mar. A escasos kilómetros de aquí está el cenote Hoyo Azul, un lago de agua dulce rodeado de varias cavernas, dentro del parque nacional. Desde la desembocadura del río se puede hacer una excursión a la cercana playa Blanca a solo 15 mins en bote.

El pueblo se puede recorrer a pies y, además del museo de la casa de Ponce de León hay vestigios de la época colonial, como los cañones y el fuerte que se utilizaron para la defensa, que son históricos.

Las leyendas cuentan que el cañón del fuerte fue el que utilizó el arzobispo Fernando de Navarrete, para proteger el santuario de Nuestra Señora de la Altagracia de los piratas. Desde aquí se puede ver la bahía del cabo de San Rafael y las playas adyacentes.

Boca de Yuma está al final de la carretera que se enlaza con la autopista del Coral, a tan solo 20 minutos del cruce. En total está a una hora y media desde Bávaro o desde la ciudad Capital Santo Domingo. Si les gusta el ecoturismo, la aventura y ”comer peje”, hagan un escape a Boca de Yuma; muy recomendado.

Por Eduardo Houellemont

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