Juan Mayi, expone en la Iglesia de los Remedios, de la Zona Colonial

Exponer y presentar propuestas artísticas contemporáneas post-modernas es una tradición que ha seducido después de la Segunda Guerra Mundial a los artistas mayores, cuando no, maestros, como Cocteau, Chagall, Matisse. Estos artistas han ocupado las naves y las cúpulas de iglesias románicas y también góticas, en el sur de Francia. Esta tradición visual, viene desde el renacimiento con la Capilla Sixtina habitada por las obras de Miguel Ángel. 

La Iglesia de Los Remedios, ubicada en la calle de Las Damas, frente al Museo de Las Casas Reales, recibe la obra de Juan Mayi, artista dominicano, abstraccionista, con el título “Configuración Sígnica” que durará hasta finales de octubre. 

Juan Mayi es un destacado artista dominicano, que confirma la fuerza de la abstracción con una alta expresión en el gesto fogoso y libre, es uno de los artistas plásticos dominicanos que se destaca y que es altamente e internacionalmente reconocido desde la generación del 80; y es el resultado de la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde se diplomó en 1978, aprovechamos para destacar que en el 2007 fue ganador de la 24 Bienal Nacional de Artes Visuales. Su obra se nutre de la experiencia profesional y visual, adquirida a partir de 1990, año en que fue invitado por el profesor y artista Antonio Seguí, con quien Mayí recibió orientaciones y experiencias que le han permitido medirse a los mayores artistas internacionales del abstraccionismo lírico. Este artista lleva varias décadas residiendo actualmente en la Zona Colonial, donde tiene su taller-galería, y también vivió en París por más de 5 años, donde obviamente, su formación se desarrolló mucho.

Las obras presentadas, evolucionan en una factura propia donde se destaca mucha maestría en el tratamiento del papel, pero también, en la composición pictórica, donde la materia se fusiona, se mezcla, se cocina ofreciendo secuencias de territorios planetarios. Tiene la capacidad de jugar y dominar las luces, tanto en colores ardientes como el rojo y el azul, pero también en colores sombríos y cobrizos, y en ambos casos siempre aparecen las sutilezas matéricas, pero también las sutilezas de los contrastes y de las formas. 

La obra en su conjunto confirma una coherencia evolutiva con trabajo sistemático desde el taller, aunque también, como recurso de una actitud de reflexión intelectual y conocimiento literario, porque a Mayi le gusta pensar y es un artista que “piensa y ejecuta el gesto como erupción de un pensamiento”. 

Su cromática es aguda y sinfónica, a veces nos invita a buscar sonidos de una fuga clásica de Bach o de Haendel, pero también un encuentro libre con la poética de la trompeta en una improvisación de jazz. 

Hemos presenciado la visita de muchos turistas internacionales que se han maravillado frente a esta obra asombrándose de que tengamos en el país un artista abstracto, con tanto imaginario y tanta capacidad. El encuentro del pasado, de las piedras y bóvedas de la Capilla de Los 

Remedios, con la fuerza abstracta y lírica de esta obra de Juan Mayí, es realmente un espectáculo que vale la pena visitar y también, les recomendamos visitar la residencia-galería de este consagrado artista en la calle Arzobispo Portes (frente al Teatro Guloya) de la Zona Colonial, entre las calles Macorís 19 de marzo.

Victoria CURIEL

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