Aumentan los lugares y sitios considerados Patrimonios de la Humanidad por la UNESCO

República Dominicana  a través de su delegación en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), ha tenido en los últimos 20 años una política muy activa de inclusión de los aspectos más importantes de nuestra historia y cultura, y continuando siempre esta política, hace muy poco ha sometido la propuesta en la Lista Tentativa del país para Patrimonio Mundial de la organización.

El Parque Nacional del Este, así como el Parque Nacional Jaragua y otros lugares como La Villa de la Isabela, los primeros Ingenios coloniales azucareros de América y el Parque Nacional Cotubanamá.

Trabajan además de nuestra delegación en la Unesco de París, dentro de un marco de mucha colaboración los Ministerios de Cultura y Medioambiente y Recursos Naturales. Hasta el momento, solo la Ciudad Colonial de Santo Domingo ha sido declarada Patrimonio Mundial, pero ya está siendo estudiada y evaluados los parques nacionales antes mencionado.

En esta ocasión nos centraremos en el Parque Nacional del Este localizado en el extremo sureste del país, en terrenos correspondientes a las provincias de La Romana y La Altagracia. El espacio protegido se encuentra delimitado por las autopistas La Romana–Bayahibe, La Romana-Higuey hasta el cruce de Boca de Yuma y la carretera de Boca de Yuma hasta el poblado de San Rafael de Yuma. Está limitado hacia el sur por las aguas del mar Caribe.

El Parque es un territorio muy poco modificado que resguarda una de las áreas protegidas más importantes del archipiélago caribeño. En su interior se representan tres zonas de vida: el bosque húmedo subtropical, el bosque seco subtropical y el bosque de transición entre los dos anteriores. Los bosques sobre roca ocupan una superficie de más del 80%, mientras los bosques de manglares cubren las zonas costeras pantanosas.

El clima es tropical húmedo. Se caracteriza por ser cálido y tener a la vez mucha precipitación de lluvia.

La flora y la fauna del Parque Nacional del Este han sido estudiadas extensamente. Se han catalogado más de 570 especies, de las cuales cerca de 60 son endémicas. La vegetación es  rica y diversa.

El Parque no solo es abundante en biodiversidad, también resguarda importantes yacimientos arqueológicos protegidos en un sistema de más de 20 plazas ceremoniales, 8 cementerios aborígenes y 27 cuevas reportadas, junto a otros tantos yacimientos arqueológicos, en los cuales se han encontrado manifestaciones culturales de los diversos grupos aborígenes que poblaron la isla en el período precolombino.

Hasta el momento, los principales sitios de arte rupestre identificados en el Parque Nacional del Este son:

  • Cueva de José María
  • Cueva de Ramoncito
  • Cueva del Puente
  • Cueva de Bienve
  • Cueva de Panchito
  • Cueva de Pilón
  • Cueva del Huracán
  • Cueva de la Havilla
  • Manantial de Chicho
  • Manantial de Chicho II
  • Manantial Cayuco
  • Manantial de la Lechuza

Las expresiones de los primitivos habitantes del lugar comprenden petroglifos y pictografías, alguno de estos con temas alusivos a la vida diaria, creencias religiosas y al intento por comprender los fenómenos del mundo conocido por estos. Además de la inmensa riqueza de arte rupestre, los hallazgos de las exploraciones realizadas en las diversas cuevas y en la isla Saona dan cuenta de la presencia de objetos fabricados en cerámica,  piedras y otros minerales.

Todo lo antes expuesto lo hacemos a la vez invitándoles a tener precaución al visitar estas maravillas de la naturaleza, con mucha conciencia ecológica y ambiental, porque como muchos sabrán la presión y visita mal planificada del turismo afecta considerablemente estas zonas protegidas.

La riqueza cultural del Parque Nacional del Este aún no ha sido estudiada. En su territorio se concentra casi todo el legado cultural taíno expresado en las cavernas.

Por ejemplo, la cueva de José María es un centro ceremonial con más de 1,200 pinturas taínas y 16 petroglifos, según nos cuenta el arqueólogo Adolfo López Belando en su obra “El Arte en la Penumbra”

En esta cueva se pueden observar todas las características de los artistas aborígenes con pinturas zoomorfas (animales), antropomorfas (formas humanas), fitomorfas (formas vegetales), y de orígenes abstractos.

En tramos de la cueva se pueden observar murales espectaculares de varios metros de altura con pictografías.

Victoria Curiel

 

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