Volvamos a La Novia del Atlántico!

Siempre para mí, Puerto Plata “La novia del Atlántico” ha sido un destino exótico y bohemio que una la percibe desde que llega a esta provincia de mucho encanto, de playas hermosas, de montañas, de campitos que nos podemos sentir en el paraíso, y ni hablar de sus casas de arquitectura colonial.

Lo descripto es lógico en las provincias y lugares que han recibido inmigrantes por muchos años lo que permite una multiculturalidad que rompe con esquemas tradicionales de otros lugares y pueblos.

En Puerto Plata se desarrolló el primer polo turístico dominicano, que ha tenido sus altas y sus bajas, por la competencia de otros polos, pero que por suerte se ha venido recuperando y cada vez más incrementando sus estadísticas de visitantes, y además, de la reciente inauguración de su puerto que estuvo deshecho por muchos años. Este nuevo y remodelado puerto trae semanalmente cruceros cuyos viajeros se sienten que han llegado al paraíso, cuando caminan por las calles del centro histórico y cultural que recorren a pie, visitando tiendas típicas, cafeterías, restaurantes, o hacen el recorrido en un coche tirado por caballos. Si hablamos de sitios y plazas, esta ciudad tiene su parque central o Plaza Independencia, en el cual se encuentra la emblemática glorieta victoriana y su famosa iglesia San Felipe Apóstol, de estilo Art Decó. Esta muestra una arquitectura colonial, donde funciona un museo que exhibe colecciones de armas antiguas y artefactos militares de los siglos XVIII y XIX.

También, uno de los principales atractivos son esas casas victorianas, cuyas fachadas parecen hechas como bordados a mano, en colores pasteles. Entre los ejemplos podemos decir que nos impresiona La Casa Museo “Gregorio Luperón”, ubicada en el centro de la ciudad. El Templo de las Américas es otro punto de encuentro con la historia, construido en conmemoración de los 500 años de la primera misa en el Nuevo Mundo. En dicho templo se disfrutan los vitrales o vidrieras hechos por el artista dominicano recientemente fallecido, José Rincón Mora, quien por años vivió en Alemania e hizo los vitrales de iglesias y catedrales en ese país.

Por Victoria Curiel

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