Sumergidos en la fe de Semana Santa, época de fe y tradiciones

Llega el receso de Semana Santa y muchos buscan un merecido descanso. ¿Dónde ir? ¿Qué hacer? Playa, montañas, viajes a diferentes puntos del país o al extranjero van dejando la ciudad más desahogada en este tiempo que la Iglesia separa para la reflexión.

Hoy escribo para los que se quedan en la ciudad y para quienes deciden venir a ella en estos días. Aquí les va una mirada desde la Zona Colonial de Santo Domingo. A ustedes les invito a vivir una “experiencia religiosa”, como dice una canción del popular cantante español Enrique Iglesias.

Hablo de “bucear” en la religiosidad dominicana, ver cómo la Iglesia católica conmemora la Semana Mayor. ¿Y dónde mejor que en la primera ciudad del Nuevo Mundo? Aunque hay mucho que contar, hoy me centro en una antigua y permanente tradición católica: la visita a siete “monumentos”. ¿Sabía que hacerla en Jueves Santo o en la mañana de Viernes Santo le gana “indulgencia”? ¡Experimentar esto en la primera ciudad del “Nuevo Mundo” es tan fácil y a la vez tan representativo! Todo está cerca. Hágalo tanto si es creyente como si no lo es, pues se beneficiará ya sea espiritual o culturalmente.

¡Ah!, debo aclarar que en este caso, visitar “monumentos” se refiere a los altares especiales que arman el Jueves Santo en las iglesias, donde colocan, en un arca pequeña a manera de sepulcro, la segunda hostia consagrada en la misa. Allí están los símbolos del pan y el vino.

Antes de darles la lista y datos relevantes de las iglesias en la Ciudad Colonial, les voy a contar parte de los actos y rituales que en ellas se realizan en estos días, ¿vale?

Sobre la Semana Mayor

La Semana Santa inicia el domingo de Ramos y finaliza el domingo de Pascua (¡y aquí no se asocia con conejitos y huevos de colores!). Durante ese tiempo, los católicos viven el triduo pascual: pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Recorramos con ellos este camino. En principio, el Domingo de Ramos el pueblo “acompaña” a Cristo desde su entrada en burro a Jerusalén. Se hace una procesión con palmas que se bendicen en la misa, recordando la entrada triunfal de Jesús. Aunque hay alegría, esta representa “la entrada a la muerte, al sufrimiento, signo de redención”, según el padre Nelson Clark. En la iglesia de las Mercedes se bendicen los ramos y se inicia la procesión presidida por monseñor Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez.

Pocos días después, el Jueves Santo, se celebra la Santa Cena, que conmemora la institución de la eucaristía y el rito del lavatorio de pies. Meditamos en dolor: es el día previo al apresamiento y crucifixión de Jesucristo. Al terminar esa misa, el tabernáculo donde deben guardarse las hostias sagradas permanece abierto, vacío, y estas se llevan a un “altar de reposo” frente al cual la gente permanece en adoración. La iglesia queda sin velas. Paños oscuros cubren los adornos relevantes.

Llega el Viernes Santo, centrado en la pasión y muerte de Cristo. La gente hace un peregrinaje espiritual, el vía crucis, y a las 3:00 p. m., la “hora nona”, (hora aproximada de su muerte) en cada parroquia se reverencia la cruz, puesta en el santuario, con un beso o una genuflexión. “Usted besa el amor de Dios manifestado en la cruz”,  explica el sacerdote. El Sábado Santo se acompaña simbólicamente a la Virgen María con vigilias y ayuno. Jesús ha muerto y no hay misa.

Fraternidades, cofradías, creyentes, penitentes e incluso curiosos van en procesión por la ciudad en estos días; algunos cargan sobre sus hombros figuras religiosas, otros caminan, oran y entonan cantos relacionados con los sucesos que reviven.

¡Finalmente llega la Pascua, llenando todo con la alegría de la resurrección! Júbilo, cánticos, iglesias maravillosamente adornadas… ¡Fiesta! ¡Qué alegre misa, entonces! La iglesia se llena de gozo: ¡Cristo ha vencido al pecado y la muerte!  Entonces la vida vuelve a la normalidad, pero se dice que los creyentes que pudieron vivir la cruz y la resurrección, cambian. Supongo que por eso uno de los sacerdotes con quienes hablé me pidió invitarlos a vivir el triduo pascual. Cumplo y reitero mi invitación inicial: experimente esta tradición en la Ciudad Colonial.

Viva una experiencia religiosa.

Iglesias en la Ciudad Colonial, “a pie distancia”:

Catedral Metropolitana Nuestra Señora de la Encarnación. Se dice que la primera piedra fue colocada por Diego Colón en 1514. Ha tenido muchas adiciones, por lo que refleja diversas épocas y estilos arquitectónicos. Interesante y hermosa. Ahora está en remodelación, pero funcionando.

Regina Angelorum. Hermosa iglesia gótica del siglo XVII ubicada en la calle José Reyes #5. Tiene una pared de plata cerca de su altar, que usted debería ver. ¡Impresionante!

Santuario Arquidiocesano Nuestra Señora de la Altagracia. Construido alrededor de una capilla de 1504, ¡aún intacta!, este santuario de estilo gótico fue inaugurado el 15 de agosto de  1922, y tiene un impresionante altar de mármol de Carrara traído desde Italia, un bello retablo. (Está en la calle Hostos con Las Mercedes)

Convento de los Dominicos. Tiene una capilla muy pequeña construida alrededor del año 1514. Este impresionante lugar frente al parque Duarte tiene representaciones astrológicas y mitológicas en paredes y techos, particularmente en el de la bóveda. Curioso, ¿no?

Nuestra Señora de las Mercedes. Está en Las Mercedes 309, entre las calles José Reyes y Sánchez. Construida entre 1527 y 1555, se dice que tiene la única arcada gótica en América. Su altar mayor, de estilo barroco, es hermosísimo. Cuentan que Tirso de Molina, creador del famoso “Don Juan Tenorio”, vivió aquí.

Santa Bárbara. Es una de las iglesias más antiguas (1537), ¡y su techo está cubierto de los ladrillos originales! Allí bautizaron a Juan Pablo Duarte, padre de la Patria.

San Andrés.  Pequeño y singular, hecho de ladrillos. Aunque esta vez solo pasé por el frente, tengo entendido que la escultura de madera dentro de la capilla es única. (Está en la Sánchez con Arzobispo Nouel).

Nuestra Señora del Carmen: Al lado del hospital y la capilla de San Andrés, sobre la calle arzobispo Nouel, esta sencilla iglesia del siglo XVI conserva la tradición isabelina, con el coro alto sobre los últimos tramos de la nave.

Por Miriam Veliz

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